El movimiento islamista ilegal de Marruecos renueva y politiza su cúpula

Fuente: El País

Un grupo de mujeres reza junto a la tumba de Yassin, en Rabat. / REUTERS

La cúpula de Justicia y Espiritualidad designa a Mohamed Abbadi, de 63 años, sustituto del fundador del movimiento con mayor capacidad de movilización en el país

 

El Guía (Morchid) seguirá siendo Guía para la eternidad aunque haya fallecido el 13 de diciembre, pero Justicia y Espiritualidad ya tiene un nuevo líder. Mohamed Abbadi, de 63 años, fue designado en Nochebuena secretario general de la formación islamista con más capacidad de movilización en Marruecos cuyas autoridades la toleran, pero no la legalizan.

Abbadi sustituye al fundador, Abdessalam Yassin, que falleció a los 84 años y cuyas exequias en Rabat dieron lugar a la mayor concentración humana tras el entierro del rey Hassan II en 1999. Hubo más de cien mil personas en la calle en su gran mayoría varones.

Abbadi fue nombrado secretario general por el Consejo Orientación de la organización que también decretó que el difunto Yassin seguiría siendo su Guía eterno, mientras que el mandato de su sucesor será de cinco años. Su designación se hizo de manera un tanto opaca sin que se sepa si había otros candidatos ni si hubo votación y cuantos sufragios obtuvo.

Profesor de ciencias políticas en la Universidad de Oujda, en el este del país, Abbadi ha sido varias veces encarcelado por su militancia islamista. Era desde hace años el número dos de la organización. Su yerno, Said Mehdi, es el imán del Centro Islámico de Cartagena. Justicia y Espiritualidad tiene una rama en España que actúa bajo el nombre de la Organización Nacional para el Diálogo y la Participación, con sede en Leganés (Madrid).

El nuevo líder islamista se dedicará, como su predecesor, a cuestiones espirituales y educativas de los miembros de este movimiento de inspiración sufí y por tanto no violento. A su lado tendrá a un secretario general adjunto más político, Fathallah Arsalane, que hasta ahora era el portavoz de la organización.

Esta bicefalia demuestra que Justicia y Espiritualidad seguirá actuando en política sin participar en las instituciones. A lo largo del año pasado sus militantes se incorporaron, por ejemplo, a los cortejos de protesta que recorrieron Marruecos incitando al rey Mohamed VI a someter a referéndum una nueva Constitución.

“Ha quedado claro que la muerte de Yassin no significa el fin del movimiento”, recalca Mohamed Darif, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Mohamedia. “Su fuerza radica en su organización y disciplina”, prosigue. “Cuenta con centenares de cuadros bien formados que crecieron a la sombra de Yassin y que tienen una visión clara de su futuro”, concluye.

¿Se convertirá el movimiento en un auténtico partido político como lo desean muchos de sus jóvenes y también algunos de sus responsables más veteranos? Hace años ya Yassin propició la creación de un Círculo Político descrito a veces como el embrión de un partido. Ahora muchos de sus militantes vaticinan que tendrían mucho éxito no solo a causa de su poder de atracción sino del desgaste de sus rivales los islamistas legales del Partido de la Justicia y Desarrollo (PJD).

Cuando le faltan días para cumplir un año desde que se formó, el Gobierno de Marruecos, que por primera vez encabeza un islamista, Abdelilá Benkiran, ha perdido credibilidad porque no ha puesto en práctica muchas de sus promesas ni ejerce plenamente las parcelas de poder que le otorga la nueva Constitución. Benkiran es el líder del PJD.

En la senda de la transformación de Justicia y Espiritualidad en partido hay, sin embargo, un obstáculo infranqueable. “El Estado no les legalizará mientras ellos no reconozcan al rey como jefe espiritual de los creyentes”, reiteraba en Twitter Abdalá Tourabi, experto en el islam marroquí.

Yassin ya negoció años atrás con emisarios de Hassan II la legalización de su movimiento, pero el escollo real resultó insalvable. Las exequias de Yassin ilustraron de nuevo el desencuentro entre la monarquía y los islamistas. Sí algún ministro acudió a dar el pésame, el palacio real no estuvo representado y el rey tampoco hizo llegar un telegrama a la familia.

Apodado el Príncipe Rojo, Moulay Hicham, primo hermano del soberano, sí envió un mensaje a Nadia Yassin, hija del líder, en el que expresa su “profundo respeto por el difunto jeque, sus valores, sus cualidades y el carácter justo de su lucha”. También persiste el desencuentro entre Moulay Hicham y Mohamed VI.
 

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