A 10 años del 11-S la discriminación aún acosa a los musulmanes de EEUU

Una encuesta reciente muestra que los ciudadanos estadounidenses que profesan la religión islámica con “optimistas” y “leales” al país. Pero saben también que las heridas abiertas por el terrorismo el 11 de septiembre del no se han cerrado completamente y que siguen bajo la lupa.


Fuente: lanacion.cl 09.09.11

Son patriotas, sirven en las fuerzas armadas, participan de la vida social, política y cultural del país como cualquier otro estadounidense, a menudo sus dirigentes concurren a celebraciones en la Casa Blanca y hasta una reciente encuesta mostró que son “optimistas” sobre su condición dentro del mosaico nacional, pero al acercarse el décimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre, los musulmanes estadounidenses sienten que, de cierta manera, siguen bajo la lupa.

ENEMIGO NÚMERO UNO

El fundamentalismo islámico era considerado apenas uno de los tantos enemigos externos de Estados Unidos hasta antes del 11 de septiembre del 2001.
Soldados estadounidenses habían sufrido ataques en el exterior y los grupos extremistas eran ampliamente conocidos por los servicios de inteligencia y parte del público.
Pero los ataques contra el Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva York cambiaron todo en pocas horas: al Qaeda y otras organizaciones fundamentalistas pasaron a ser el enemigo número uno y las autoridades de Washington debieron ponerse en alerta para proteger a los musulmanes estadounidenses.

“OPTIMISTAS” Y “LEALES”

Diez años después, los recelos y los aislados brotes de violencia que siguieron a los atentados prácticamente desaparecieron de la superficie política y social de Estados Unidos, aunque algunos choques se producen cada tanto con casos de alto perfil como, por ejemplo, la apertura de la mezquita a pocos pasos del Ground Zero (“zona cero”), en Nueva York.
De hecho, una encuesta de Gallup difundida en agosto mostró que los musulmanes forman el grupo más “optimista” respecto de las perspectivas de sus vidas en los próximos cinco años en Estados Unidos. El sondeo señaló además que un 93% se considera “leal” al país y que un 57% confía en el proceso de elecciones estadounidense.
Pero si bien son muy pocos los casos de “islamofobia” que llegan a las emisiones de los cadenas televisivas nacionales, la misma encuesta indicó que un 48% de los musulmanes estadounidenses dijo haber experimentado en primera persona algún tipo de discriminación religiosa, un índice muy por encima de los protestantes, católicos, judíos, mormones o ateos.

UN HUSSEIN ALIADO

Para compensar esa sensación, los musulmanes cuentan con un aliado en la figura del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hijo de un keniano que en algún momento profesó la fe islámica.
Por cierto, el segundo nombre del Presidente es “Hussein”, tal como se encargan de recordar cada tanto algunos sectores opositores cercanos al conservadurismo racista.
Obama aprovechó varios discursos para recordar al país que los compatriotas musulmanes sirven en las fuerzas armadas y son ciudadanos iguales a cualquier otro, de cualquier religión.
“El 11 de septiembre es el día en que mi país fue atacado como nunca antes, pero también cuando mi religión fue manchada como nunca antes”, sintetizó en un reciente artículo Moein Khawaja, el director ejecutivo de la oficina de Filadelfia del Council on American-Islamic Relations (CAIR), una potente federación de organizaciones musulmanas del país.

SANGRE PARA LA VIDA

Teniendo en cuenta que el censo estadounidense no recoge información sobre la afiliación religiosa de los ciudadanos, no existe una estimación exacta del número de musulmanes que viven en el país, pero gira entre los 2,5 millones (según un estudio del Pew Research Center) y los 7 millones (según el CAIR).
La irrupción de los extremistas islámicos que llevaron a cabo los ataques del 11 de septiembre puso a los musulmanes estadounidenses en una delicada e injusta posición frente al resto de sus compatriotas.
Pero “los barbáricos terroristas que atacaron nuestro país hace diez años no representan al Islam o a los musulmanes”, dijo Naseen Mahdi, vicepresidente de la comunidad Ahmadiyya, la primera organización musulmana del país, fundada en 1921.
Para conmemorar el aniversario de los atentados, la comunidad Ahmadiyya organizó una campaña de donación de sangre en cada una de sus 71 filiales en todo el país.
“El Islam valora todas las vidas humanas y su fundamentalmente defiende la paz -afirmó Mahdi-. A través de esta campaña de donación nosotros queremos mostrar que la única sangre que derramamos es para salvar vidas”, completó.

Comentarios

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