El blues de la patera


Fuente: abc.es

En plena efervescencia magrebí, un argelino rueda una película sobre los jóvenes que tratan de emigrar

Saif el Islam Gadafi, hijo del dictador libio, ha lanzado, entre otras amenazas, que si la sangre llega al río por las revueltas contra el régimen los emigrantes llegarán al mar. Y su destino será Europa, como el de miles de tunecinos que han dejado su país coincidiendo con la «revolución del jazmín». Son los denominados «harragas», término empleado en árabe para los que «queman su tierra», los que se van.

La situación es «terrible», reconoce Moussa Haddad, realizador argelino que estos días ha empezado a rodar precisamente «Harraga blues», un largometraje en el que aborda quiénes son estos que parten y por qué. «Es gente que nunca ha puesto un pie fuera de su país y que descubren a través del cine extranjero y en la televisión dónde quieren instalarse», señala el realizador. «La gente sigue creyendo que el estado va a venir y ponerte el dinero en la mano, pero ya no somos aquel estado socialista».

Rumbo a España

Zine, uno de los protagonistas, quiere seguir los pasos de su hermano, que emigró a España y se casó allí con una española. Él es quien le manda el dinero para pagar el viaje en patera. Naufraga y «mira a la muerte cara a cara». Eso le lleva a convencer —finalmente lo hace a puñetazos— a su amigo, Rayan, el otro protagonista, de que desista de su proyecto de emigrar.

El argumento de Haddad, con la que está cayendo en el Magreb, no deja de ser ambicioso. «No quiero decirles que se queden sino hacerles ver que aquí también se puede vivir como allí», explica el realizador, de 73 años, en la oficina de la productora en Argel rodeado de jóvenes que tienen cincuenta años menos que él y la misma edad de los protagonistas.

El final es feliz y los dos se quedan en Argelia. La televisión nacional del país magrebí, probablemente convencida de que ese amor a la patria en tiempos difíciles es rentable, ha tomado el proyecto en parte como suyo y no solo lo patrocina sino que una vez presentado en las salas comerciales lo emitirá de manera ampliada en forma de teleserie de varios capítulos.

Haddad desarrolló su proyecto antes de la revoluciones de Túnez y Egipto, pero afirma que el discurso es aplicable porque habla en general de «la mala vida». «Se trata —insiste el realizador— en que cambien su punto de vista y no piensen tanto en un Dorado que no conocen».

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