La Guardia Civil investiga las amenazas en los foros y la web

Fuente: laverdad.es (14/9/2010)

Los propietarios de la discoteca tuvieron conocimiento de que su página oficial había sido 'hackeada' a través de los agentes

Las investigaciones de los agentes de la Guardia Civil especializados en ciber delitos no cesan. Hace ya meses, desde que se anunció la reapertura de la discoteca, comenzaron a palpar en blogs y páginas web el malestar entre miembros de la comunidad musulmana por la reutilización del nombre de La Meca para la discoteca. La respuesta al llamamiento por la reapertura de la discoteca se materializó hace unas semanas con amenazadas en Internet y el ataque directo a la web oficial del local de copas, que fue 'hackeada' por un integrista. La web (www.discotecalameca.es) había sido ayer rehabilitada, y ya no quedaba ni rastro de los mensajes que exigían el cambio del nombre de la discoteca bajo la amenaza de una «gran guerra entre España y el pueblo del Islam».
Los propietarios de la discoteca, en cambio, vivían ajenos al malestar que la reapertura de la discoteca con su nombre original, La Meca, había provocado en algunos sectores. De hecho, no fueron conscientes de las amenazas que se habían vertido en la web por parte del integrista hasta que fueron alertados por la Guardia Civil, que ayer no quiso dar más detalles sobre la operación. En cualquier caso, tanto la Policía Nacional como la Benemérita se han tomado muy en serio las amenazas integristas y se mantienen en contacto de forma fluida con los propietarios de la discoteca, que este viernes abrirá sus puertas con total normalidad. La Delegación del Gobierno y el alcalde de Águilas no quisieron ayer dar su opinión sobre el conflicto.
Entre tanto, la polémica recogida ayer por 'La Verdad' causó extrañeza e indignación entre los vecinos de Águilas, que han encajado las amenazas de grupos vinculados a Al Qaida hacia la discoteca La Meca por usar el nombre de esta mezquita. A pie de calle, los vecinos no terminan de entender la relación entre el nombre de la discoteca y las connotaciones religiosas que han desatado las amenazas. Isabel María Piñero, de 19 años, acudió a la inauguración del local el pasado 24 de junio, y ayer no daba crédito a la polémica. «Me parece exagerado. No se han metido con nadie, ni han insultado a nadie. Es una discoteca normal, decorada de una forma temática casual».
La mayoría de los vecinos lamentaban también que la polémica pueda derivar en un cambio en el nombre de la discoteca. Sin embargo, para la joven Celia Sánchez no es extraño. «Es injusto pero yo también lo haría. No te puedes fiar de este tipo de grupos radicales», avisa. Para el veterano José Pernías, este tipo de amenazas están ligadas a «conflictos modernos», ya que antes la convivencia entre distintas religiones era más natural. «Recuerdo que hace 40 años en Murcia había, y creo que aún está abierta, una tienda que se llama La Meca del pantalón y nunca se le dio importancia, porque no la tenía». La joven Ana Belén Abellán apunta a la misma dirección. «La Meca ya existía hace 20 años y entonces nadie se quejó. Es una coincidencia que debería quedar en anécdota por una cuestión de simple sentido común», afirma.

Discreción entre los musulmanes
El colectivo musulmán del municipio también ha reaccionado con sorpresa. La mayoría se desmarcan de cualquier tipo de amenazas violentas. Por este motivo, muchos de los preguntados han preferido rehusar la invitación de este diario a dar su opinión por temor a represalias, una vez que gran parte de este colectivo está plenamente integrado en la sociedad aguileña.
Uno de los encuestados, propietario de un comercio con productos musulmanes, matiza las quejas. Cree que si La Meca fuera un establecimiento alejado de los valores que proyecta de diversión y fiesta, se hubiera evitado este conflicto y no se faltaría a la sensibilidad de un colectivo determinado. Añade que si en un país musulmán, se abriera un local nocturno similar con el nombre de Iglesia, muchos católicos se sentirían agredidos.
El más claro en expresar su opinión fue Abdulla Odeh, un palestino que reside en España desde hace más de 20 años y que comparte la opinión de sus colegas en Murcia. «Sé que ha sido de buena fe pero nos han tocado la fibra sensible. Pedimos el cambio del nombre y de la estructura del edificio, ya que son símbolos sagrados. Rechazamos cualquier respuesta violenta y creo que hablando nos entenderemos», aseguraba ayer Abdulla, que mostró también mucho interés en mantener un encuentro con los responsables de la discoteca para intercambiar sus puntos de vista.

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