Cien mil euros, el precio por no molestar a los musulmanes

Fuente: larazon.es (18/9/2010)

Los propietarios de la discoteca «La Meca» de Águilas se han visto obligados a cambiar la nomenclatura del local por el de «La Isla», así como a sustituir diversos adornos arquitectónicos, ante el malestar que ha provocado en la comunidad musulmana el parecido del lugar al de una mezquita.

Tras varios días de incertidumbre por las amenazas recibidas en la página web del local, tales como «estáis usando en vano un templo sagrado», «arderéis en el infierno» y «esto será la guerra del Islam contra España», uno de los propietarios, Pedro Morata, dio ayer a conocer los cambios que se van a realizar en la discoteca para «evitar males mayores» con los radicales islámicos y que supondrán un coste cercano a los 100.000 euros.

Morata, acompañado por el secretario de la Unión de Comunidades Islámicas de Murcia, Mohamed Reda, y por el vicepresidente de la Federación Islámica en la Región de Murcia, Mounir Benjelloun, subrayó que los dueños de la discoteca han llegado a sentirse abandonados y solos. «Ningún representante del Ministerio de Interior, Exterior o Defensa se ha puesto en contacto con nosotros, ni siquiera la Delegación del Gobierno. Nadie nos ha ofrecido su mano para aconsejarnos, lo hemos tenido que decidir cinco empresarios, cinco ciudadanos en absoluta soledad, guiándonos por un solo espíritu, poner fin a un problema que se nos ha presentado y que por momentos parecía que se estaba convirtiendo en un problema de Estado».

En este sentido, el propietario de la discoteca aguileña aseveró que «como español y empresario me he quedado sorprendido de la soledad que nos ha acompañado en un tema de esta envergadura».

Para Pedro Morata, con las transformaciones se acaba la polémica. «Hemos cambiado el nombre de La Meca por el de La Isla, ya hemos retirado la media luna de la cúpula y el minarete lo transformaremos en un faro marinero».

Asimismo, el propietario del local resaltó que con el nombre de La Meca, así como con los demás símbolos del Islam, «nunca se ha querido ofender a nadie». De tal forma, incidió en el respeto a la religión musulmana y a todas en general. «Nuestro jefe de seguridad y otros muchos trabajadores son musulmanes», apuntó Morata.

La Isla abrió anoche las puertas del local de ocio con total normalidad, a excepción de la ausencia de la luna creciente en su cúpula azulada y del nuevo nombre que lucirá a partir de ahora, en referencia a la singular Isla del Fraile, perteneciente a la ciudad costera.

Apaciguar no funciona
El dialogo suele ser la vía más adecuada para solucionar un conflicto entre dos partes, pero si una de ellas lo percibe como desistimiento de la otra, se envalentona y exige más y más. Esto es lo que ha sucedido con el cambio de nombre de la discoteca murciana La Meca, que con su minarete y cúpula azul tiene aspecto de mezquita. Un senegalés de fe musulmana se negó a trabajar allí como portero tras ver que en su interior había versos del Corán. La noticia corrió como la pólvora en el mundo musulmán, que ha utilizado esta anécdota como cadena de enganche en su particular cruzada contra España. El argumento, que el Corán prohíbe mencionar el nombre de Dios en vano.
El terror se ha instalado en el interior de los propietarios del local que, para solucionar el problema, entablaron conversaciones con las principales organizaciones musulmanas de Murcia. Pese a ello, las amenazas han ido creciendo hasta que la semana pasada un «hacker» pirateó la web oficial del local de ocio y exigió el inmediato cambio del nombre de la discoteca.
Finalmente, los dueños han desistido y tanto el nombre como el aspecto serán diferentes y, por supuesto, desaparecerá de su interior el texto del Corán. La decisión llena de buenas intenciones pretende evitar males mayores, pero la experiencia dice que con los radicales islamistas, como con cualquier terrorista, la política de apaciguamiento obtiene un resultado diferente al pretendido.

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