Voluntarismo y negativismo

(Articulo de Opinión de AEPRODMUS-Asociación Española de Promoción y Defensa de los Derechos de los Musulmanes)

Que el futuro ya no es lo que era parece obvio, a juzgar por los recientes episodios, cuando menos de sospecha y recelo. Con la expresión el futuro ya no es lo que era, no pretendemos hacer un jeroglífico juego de palabras sino introducir amenidad en el debate; por cierto la frase no es de cosecha propia, sino que pertenece al libro de Felipe González del mismo titulo, que recomendamos por lo que de crítica tiene al sistema.

Al inicio del gobierno Zapatero, asistimos a un ejercicio de lo que creíamos renovación y esperanza, tras una etapa oscurantista, recién salidos, como estábamos de unos episodios que no me equivoco al decir que han sido los mas dramáticos, excluida la guerra civil del 36-39, de los últimos cien años. Nos referimos a los atentados terroristas del 11-M. Pues bien, tras el cambio de gobierno, todo parecía avistar y predecir que estábamos ante una nueva perspectiva de voluntarismo político, con una nueva concepción de las relaciones sociales entre colectivos que conforman el mosaico de nuestra sociedad. Se anunciaba la puesta en marcha de la Alianza de civilizaciones, con un discurso cargado de real politik desde Naciones Unidas por el Presidente Zapatero, al que se sumaron otros mandatarios que compartían la misma filosofía de valores. En definitiva todo apuntaba a que estábamos ante un nuevo marco de relaciones internacionales, que yo me atrevería a calificar como de nueva OspolitiK.

Para los mas jóvenes diremos, que la Ospolitik fue un concepto acuñado por el entonces Canciller alemán Willy Brandt; últimos años de los sesenta y primeros setenta, que inauguró un proceso de acercamiento y dialogo con los países del este, abandonando asi la política del anterior canciller alemán Konrad Adenauer de separación de bloques , este oeste. El símil de la ospolitik, entiendo que no estaba tan alejado de la realidad vivida. El concepto político de la Alianza de civilizaciones ha podido ser el gran motor del descongelamiento de las relaciones entre bloques, occidental y oriental, y de acercamiento y convivencia de culturas.

La Alianza de civilizaciones, trataba de neutralizar el denominado conflicto o choque de civilizaciones que algunos autores, como Samuel Huttigton puso en circulación con su obra choque de civilizaciones. Decimos, utilizamos el tiempo pasado del verbo, porque ha podido ser, pero todo indica que se ha perdido una oportunidad más, y ya no solo en el plano internacional. Sin duda los acontecimiento creados por la situación económica hacen que, no solo, la atención hacia situaciones mas estereotipadas pierdan relevancia, sino que esta oportunidad perdida se este viviendo de cerca en el plano doméstico.

Encabezamos este artículo de opinión con el término voluntarismo. Que queremos decir en realidad, pues no otra cosa que en el terreno de los propósitos, y del cambio político se vio como una apertura hacia un nuevo rumbo de las relaciones entre culturas. En definitiva, la renuncia, a seguir considerando nuestra sociedad en una direccion única, o como rezaba el titulo del libro de Marcuse, One unidimensional man, hombre unidireccional. En este mismo sentido que comentábamos, estábamos a punto de abandonar aquella unidireccion por la que nos había metido y conducido el concepto socio político de la lucha o confrontación de civilizaciones para inaugurar una nueva etapa.

Pues bien, parece que estamos ante una nueva inflexión, una caída o rebrote de la confrontación; ante un no abandono de la dimensión unidireccional de nuestra sociedad imponiendo desde un miope y alicorto dirigismo, puntos de vista que nos pueden abocar hacia la confrontación y fractura social. Y lo venimos diciendo. Hemos pasado del voluntarismo progre y rupturista al negativismo timorato y tancredista de aquellos que se empeñan en no asistir al devenir de los tiempos.

Quien se equivoca es la historia; la realidad social, no los políticos que permanecen abstraídos en quintaesencias del dogmatismo pragmático del todavía no toca. Pero quien se equivoca, la realidad social, o los muñidores de la arbitrariedad política. He ahí la cuestion del ser o no ser. Hemos asistido en las últimas semanas, a acontecimientos verdaderamente dramáticos, como lo fue el desafío corrector, y lo decimos sin paliativos entre un velo y una direccion de un centro público de enseñanza, que más que un acto de organización interna, fue una toma de posición, frente a una actitud individual de trasfondo y proyección social.

Esto es, una vez más, manifestación de la españolisima expresión: esto, veras, que rápido lo resuelvo yo. Y en verdad que lo resolvió, por encima de leyes de rango orgánico y constitucional. Pero lo alarmante, es el silencio, de aquellos que tuvieron que decir algo y no lo dijeron, y al que lo dijo lo cesaron. El marco de la foto era tan exiguo que quien se movió se quedo fuera de la foto. Pero en esta foto oficialista y tan políticamente correcta del no decir nada o más bien poco, que parezca que se dice, pero no se dice, nos hemos quedado fuera todos aquellos que esperábamos que al menos la posición institucional fuera en el único y claro sentido que debió ir, cúmplase la ley, y la ley habla del derecho a la educación y a la libertad religiosa y de conciencia, a la propia imagen, a la igualdad.

Tres artículos de la constitución se han visto afectados por una decisión interna de un centro de enseñanza. Inaudito, pero cierto. Pero no vamos a pedir dimisiones. Las instituciones cuando dejan de funcionar se produce una desuetudo, y eso mismo es lo que pasara. Tenemos ya, parece ser algún brote verde en este sentido, con un cierto transvase a favor de Inmigración en materia de organización del Islam en alguna comunidad.

Reconducir el hecho religioso del Islam hacia contextos sociales exclusivamente relacionados con la inmigración es un error craso. En el fondo es lo que pretenden algunos. El Islam respondería a un fenómeno social relacionado con la inmigración. Esto explica el no sabe, no se contesta. A medida que nuestros inmigrantes se vayan integrando en una sociedad, la que sea, el hecho religioso no será relevante y habrá dejado de ser una preocupación social. Pero, aun siendo innegable el extraordinario peso especifico de nuestra población musulmana inmigrante, no debe olvidarse el creciente número de españoles que han decidido conocer el Islam. O es que también vamos a relegarlos hacia estamentos sociales tutelados por las instituciones de integración social.

El tema no es baladí, y es cuestion de decisiones. Donde deseamos estar, y cual es el modelo de sociedad que queremos para el futuro. Dignificar el Islam, y los musulmanes, es la primera tarea; es la premisa mayor del silogismo. Dotar de unos mecanismos de representatividad es la base de la vertebración. Nuestra sociedad precisa un verdadero debate, una especie de primarias en que la voces de los musulmanes tengan eco y dejen de ser anónimas. No sabemos si hay que cambiar el actual modelo o por el contrario profundizar en su desarrollo. Lo que, si es cierto, es que tras casi veinte años de reconocimiento de la realidad y presencia del Islam en nuestro país, apenas se ha escuchado la voz de este colectivo social. Pero, atención, cuando hablamos de colectivo, no lo hacemos desde la segregacion, sino de desde la singularidad de nuestro posicionamiento. En definitiva, un debate nacional en el se analice el modelo español y europeo, Un modelo de avance y progreso para el siglo XXI y no para el tercer mundo.

Antonio Garcia Petite

Presidente-AEPRODMUS.

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