Confesiones de un gay en Marruecos

Fuente: abc.es

Por Luis de Vega. Corresponsal en Rabat.

Marruecos acoge cada año decenas de festivales de toda clase y condición. Entre ellos, el que más fama ha ganado en sus diez ediciones, aunque sea a golpe de talonario, es el Mawazine de Rabat. Logra organizar más de un centenar de conciertos en una semana. De las estrellas que vendrán en 2010, entre las que lucen Sting, Julio Iglesias o BB King, la que más polvareda está levantando es sin embargo el británico Elton John.

Los islamistas no creen que un homosexual declarado como él debiera tener hueco en un escenario marroquí. Lo consideran una ofensa a Alá y su religión. «¿Sabe usted por qué los islamistas no atacan al festival y sí en cambio vierten sus iras contra el cantante?», pregunta el joven Mourad a este corresponsal. «Porque el Mawazine se celebra bajo el patronazgo del Rey Mohamed VI». Y a él no se atreven a fustigarle, da a entender.

Mourad es el nombre ficticio de un marroquí que ha cumplido 26 años este jueves. Se oculta a su pesar porque, como nos cuenta, es homosexual desde que vino a este mundo y vive en una sociedad en la que no hay sitio para él... y en la que «todo se reduce a activo y pasivo».
Así lo narra también en la novela con claros tintes autobiográficos que está escribiendo, en la que un gay habla de la homofobia, de la religión, de la familia... «Mi sueño es publicarla. Creo que será muy útil». Inmediatamente sale a relucir la figura de Abdellah Taia, conocido escritor marroquí que salió hace unos años del armario. «Sólo lo conozco por internet, pero es un amigo. Me apoya, y el escándalo que montó en su día me dio fuerzas», afirma.

Para este reportaje Mourad ha quedado dos días con el periodista en lugares distintos, en ciudades diferentes y tras numerosas llamadas de teléfono y mensajes escritos en el teléfono móvil. No esconde su miedo, pero cree que era necesario afrontar la entrevista para allanar el camino a las generaciones de marroquíes que vienen detrás. Durante las conversaciones gira la cabeza una y otra vez, se asegura de que nadie fija su atención en el encuentro. Sospecha absolutamente de todo.

El artículo 489 del código penal marroquí, de 1962, condena la homosexualidad con penas de hasta tres años de cárcel. No son demasiados los casos que son llevados a los tribunales, pero la presión de la sociedad, marcada a fuego por el islam, obliga a la inmensa mayoría de gays y lesbianas en Marruecos a mantener su tendencia sexual en la sombra. Mourad se declara «ateo», pero ha de pagar igual el peaje.

Mientras tanto mantiene como puede la relación con su novio, que es también el jefe de la empresa en la que trabaja, y con el que mantiene relaciones desde hace dos años y medio. Con él se siente algo más seguro después de que fuera expulsado de un trabajo anterior por el escándalo que se montó al conocerse que era gay. «Si vas a un hotel es mejor que sea de los buenos. Allí te molestan menos. Hay que hacerlo de manera discreta, llegar con equipaje como si fueras enviado por tu empresa y que tu amigo no sea un homosexual de esos ostentoso que lo va mostrando».
Su armario sigue todavía sin embargo más cerrado que abierto. «Estoy pensando en dar el salto y liberarme. Lo haré en los próximos dos años», afirma.

En su familia saben a grandes rasgos que es homosexual y cuenta que él trata, dentro de lo posible, de hacérselo ver a su madre. «Pero ella rehuye el asunto y me dice que debo casarme», afirma esbozando una leve sonrisa. La mujer no es sin embargo su peor enemigo en casa, ni siquiera sus hermanas. «Tu problema se arregla con la religión», le dicen sus dos hermanos mayores, militantes del islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), ése que denigra a Elton John.

Mourad espera sin embargo ansioso el concierto del próximo 26 de mayo, una actuación que no sería aceptada en la mayoría de países musulmanes. «Es una victoria para nosotros». Irá acompañado de su grupo de colegas, ése círculo cerrado de sólo gays en el que encuentra algo de libertad para expresarse. Todos salen de los casi 2.000 miembros del forum en internet del grupo Kifkif, que agrupa a homosexuales de todo el reino y que impulsa «Mithly», la primera revista que se imprime sobre homosexuales en todo el mundo árabe, de la que Mourad es redactor.

«Yo era buen estudiante y tenía muchos amigos, pero todos terminaron por darme la espalda. Sólo hay un amigo de los de toda la vida que me acepta como soy, aunque no hablamos abiertamente de ello. Algunos corrieron incluso a chivarse a mi familia».

Comentarios

  1. Muchos ánimos Mourad. Comprendo perfectamente tu situación y el miedo que puedes sentir por ser diferente. Pero quiero mostrarte todo mi apoyo y mi solidaridad en tu lucha contra los obstáculos y que puedas alcanzar a vivir como tu deseas. Yo también he conocido a un chico marroquí del cual sólo puedo decir cosas buenas. Le quiero como nunca he querido a nadie, pero es fácil hacerlo porque se lo merece. Creo que yo le he servido de mucha ayuda porque cuando llegó a España se encontraba muy solo y no conocia casi nadie. Tiene el mismo problema que tú, es decir, recibe presiones de su familia para que se case pero el no quiere porque es gay. Hablamos muchas veces de este tema y poco a poco lo estoy convenciendo para que aprenda a vivir la vida como él quiere. No es fácil conseguirlo que quede claro.
    Estas palabras de ánimo espero que te resulten positivas y te den fuerza necesaria para conseguir vivir en paz contigo mismo.
    Te mando un fuerte abrazo y mi más sincero deseo de que seas feliz aqui en España.

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  2. Hola Mourad.
    Soy español de origen marroqui. yo tambien tengo dos amigos de Marruecos que han tenido que vivir en el extranjero por su orientación sexual. Por desgracia, tenemos un pais con muchos prejuicios sobre el colectivo Gay. Debes luchar y hacer que te respeten estes donde estes. Por cierto, los españoles tambien están para tirar cohetes sobre la materia. Mucha suerte Mourad

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