Salam Doudieh: “Más de 200 mil palestinos malviven en el Líbano”

Fuente: ASOCIACION DE SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO PALESTINO MURCIA 10/03/09

Los refugiados palestinos constituyen un tercio de la población refugiada del mundo y son, asimismo, uno de los grupos de población refugiada más antiguos. En la actualidad, hay alrededor de cinco millones de refugiados, que conforman la mayoría del pueblo palestino –sobrepasan apenas los dos tercios- e incluyen población refugiada de la guerra de 1948 y de la guerra de los Seis Días de 1967, que provocó otro medio millón de refugiados Palestinos.

La Asociación de Solidaridad con el Pueblo Palestina de la Región de Murcia quiere concienciar a la población de la necesidad de dar respuesta a la situación de desamparo y falta de derechos que sufren los refugiados palestinos. Además quiere que toda la ciudadanía exija a las instituciones que se cumpla la resolución 194 del Consejo de Seguridad de la ONU que estipula el regreso de los refugiados palestinos a su tierra y una indemnización para aquellos que no lo deseen.

Para ello se han organizado dos jornadas los días 10 (Cartagena) y 12 de marzo (Universidad de Murcia, Aula Antonio Soler) con el siguiente programa:

17h.: Proyección del Documental “Y nada más importa” de Alberto Cruz y charla-coloquio con el director

Un crudo y sentido retrato de la realidad cotidiana de los refugiados palestinos de tres campos de Líbano, Nahr al-Bared, Chatila y Ain el-Hilweh. La duración del documental es de 50 minutos.

19 h.: Conferencia “60 años esperando volver a casa”, por Salam Doudieh. Traduce: Jalil Taluzi

Salam Doudieh es una joven siria-palestina de 21 años. Toda su vida ha vivido en Yarmouk, un campo de refugiados 8 kilómetros al sureste de Damasco. Su abuelo tuvo que huir de Safad (hoy Israel) en 1948, en el Nakbah (o desastre).

Por eso, Salam lleva años implicada en todos los movimientos de jóvenes palestinos. Y por eso nos puede ayudar a entender el conflicto que ha heredado y que heredarán también sus hijos.

También nos hablará sobre la situación de los palestinos en Siria, el país que acogió a su familia y en el que vive medio millón de compatriotas más que reclaman su “derecho al retorno”.

19:45 h. Conferencia “Sin Libertad, sin futuro”, por Edén Sánchez Gil

Edén Sánchez Gil es Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Peace and Conflict Studies por la Universidad del Ulster.
Tras un amplio estudio teórico acerca del caso palestino, decidió conocer de cerca la situación de los refugiados. Hace poco más de un mes que visitó los campos de refugiados de Líbano.

Allí una vez más, le sorprendió la humanidad de los más de 400 mil palestinos que sobreviven sin libertad y sin futuro.

Exposición Fotográfica: “Contemplando Palestina. Retrato de un pueblo refugiado”

Javier de Riaño Echánove es fotógrafo profesional. A lo largo de 57 instantáneas nos intentará explicar por qué, a pesar de la desesperanza, en los ojos de los palestinos refugiados en el Líbano, sólo puede hallarse la esencia de la dignidad humana.

Comentarios

  1. De los más de 30 millones de refugiados y desplazados que se cuentan actualmente en el mundo, los cuatro millones de palestinos acaparan sin duda la atención pública. ¿Cuántos de nosotros podemos enumerar otros pueblos que han sufrido similar o peor destino? La ONU tiene una agencia que se encarga del tema en general (ACNUR), pero los palestinos tienen otra exclusiva (UNRWA). Detrás de cada refugiado existe, sin duda, una tragedia humana digna de atención.
    En Europa, por ejemplo, tras la caída de Alemania en 1945 decenas de millones de personas fueron desplazadas de sus hogares y reubicadas. Stalin impuso destierros colectivos a los pueblos acusados de apoyar a los ocupantes nazis. Entre 1948 y 1953, Israel recibió unos 750.000 judíos expulsados de los países árabes, además de otros cientos de miles que escaparon del nazismo. Los casos abundan.

    Escribió el desaparecido Edward Said en una ocasión que "no hay ciudad israelí desde la cual no se vean los restos de alguna aldea palestina abandonada". Nada más alejado de la realidad histórica. Los hechos no pueden -o no deben- modificarse de ese modo para defender una causa. Llama la atención, sin embargo, el eco que han logrado sus afirmaciones.

    En 1947, la ONU votó la partición de Palestina (no de todo su territorio histórico, pues el 75% lo ocupaba ya Jordania) en dos estados: uno judío y otro árabe. Jerusalén sería internacionalizada. Los judíos aceptaron dicha resolución y proclamaron la independencia; los dirigentes árabes la rechazaron e invadieron al nuevo Israel. El llamamiento de los dirigentes musulmanes -entre ellos el líder palestino del momento, el Mufti de Jerusalén, que había colaborado con Hitler- invocó la "guerra santa" para "echar a los infieles al mar". Una guerra de exterminio. Las exhortaciones a la población árabe a abandonar sus hogares y sumarse a las fuerzas invasoras, eran permanentes.
    Pero el resultado de la guerra sorprendió al mundo, pues los judíos triunfaron y consolidaron su estado. El grueso del territorio adjudicado al estado árabe fue ocupado por Egipto (Gaza), Jordania (Cisjordania y Jerusalén oriental). Tras la derrota militar, los gobiernos árabes impusieron a los palestinos la permanencia en campos de refugiados. Es decir: los -en aquel momento- 700.000 palestinos que abandonaron sus hogares, no fueron integrados al resto de la población de Jordania, Siria, Iraq o Egipto. Y ello a pesar de que tenían la misma lengua y religión, y de que no existía aún una voluntad nacional palestina autónoma del mundo árabe.
    De aquellos campamentos, que ni siquiera los miles de millones de dólares producto del petróleo pudieron erradicar, surgieron todas las organizaciones terroristas palestinas, alimentadas en un odio irracional a "los cristianos, judíos y sionistas". Más de medio siglo después, nadie puede afirmar seriamente que la falta de solución para dichos refugiados se debe a la carencia de medios. Fue en realidad la falta de voluntad árabe lo que ha mantenido a los refugiados en su triste situación. ¿Por qué? Simplemente porque de ese modo tenían un arma propagandística para oponerse a todo acuerdo pacífico.

    Hablamos de más de 20 países árabes, con millones de kilómetros cuadrados de extensión, que obviamente poseían infinitamente más recursos que Israel para integrarlos. La diferencia es que los judíos, en menos de 30.000 km2, absorbieron en el mismo periodo a unos 4 millones de inmigrantes, mientras los gobiernos árabes utilizaron a los suyos como arma política permanente. Una opción muy triste, decidida por los verdaderos culpables de la nakba palestina.

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